Maravillas de una vida sin dolor.
Encantado estuve de haberla conocido, detonó en un mar de risas y sonrisas, claramente obtuvimos el cielo y la gloria, compartíamos el universo entero, bastaba con amar el mundo en el que habíamos nacido, contábamos los segundos que podríamos vivir uno a uno nuestro momento, habilitamos nuestro cuerpo para soportar el dolor, contribuyendo al más grande punto de la vida humana en el sentido de libertad y pluralidad humana, cantábamos a viva voz melodías con amor, con recuerdos de una vida mejor, tal vez siempre las risas aumentaban los cánticos, la lluvia nos alimentaba la alegría, correr una pasión y volar por disfrutar de las nubes y su eternidad, océanos y murallas de coral, navegar por la vida era disfrutar de su armoniosa voz, profundizar cavernas para descansar y continuar.
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