Del terror y un poco de maldad.
Desde el momento en que todo comenzó sabía que las cosas no iban bien, tenía tanto en mi cabeza, cosas que pensar y sin razón, que solo la vida no podía dejarme avanzar sin ese sentimiento de culpa, cuantos años más tengo que estar así, cuando se terminará esto, siento que tal vez nunca llegue esa calma a mi, siento que la propia vida que me ha tocado me ha fragmentado como solo se hace a los que no merecen tener un pedazo de cielo en este paraíso terrenal, ¿Quién me ha sofocado con tantos golpes que no sabe que necesito descansar?, es algo que día a día me pregunto pero que no deja de ser algo superfluo en mi sentir, en mi vida y en mi vivir, quienes se han ensañado en verme abajo siguen disfrutando de la película, ver desde la fila a nunca ha sido bueno para nadie, esos dolores de cuello siempre terminan afectando a la larga, no tengo motivos para tomar queja de ésto, pero si obtengo señales de humo que se distinguen a millas de distancia, con eso me basta.
Dentro de los buenos sentimientos o lo que se ha disfrutado hasta este día, me queda decir que no he dejado de pensar un solo momento en que las cosas pudieron haber sido perfectas, me acompañé de ti, te acompañaste de mi soledad y te fuiste perdiendo en la cotidianidad de mis palabras para vencerte a ti, derrocarte ante mi y perderte nuevamente sobre sentimientos y ternuras que dejaron huellas que no podrás rastrear dados los infinitos movimientos que tuvimos que realizar para lograr estar cerca de mis nuevas tendencias de libertad y libertinaje sobre todo el primero sin dejar de lado que es necesario tener que contar ciertas aventuras para que los demás sientan esa necesidad de liberarse sobre si mismos y sobre sus familiares que siempre están a la expectativa de no dejar vivir a sus seres como el bien y buen vivir demandan.
Imagen por Tugba Dirlikli.
Comments
Post a Comment