Descendiente de las luciérnagas. parte 1
Sinceramente y con el fin de aportar algo a mi triste historia descubrí en un viaje que decidí tomar en cumplimiento de una promesa a Dios, que sin importar nada más haría un largo recorrido por toda la sierra de Nayarit a pie, en el transcurso vi brillar, como auroras que con un verde que enamora tanto como el carisma de Adriana, prometía al anochecer iluminar cada paso que di, con los tobillos desgarrados ya de tanto caminar y por los zapatos con que decidí avanzar hacia lo desconocido, me permití sufrir y poder liberar ese sentimiento que se quedó rezagado en mi corazón desde la partida de mi hermano, creo que no fue buena idea jugarle al valiente y evitar llorar para no ver caer a mi familia en la depresión, alcoholismo y la desesperación de mis hermanos por no haber podido lograr nada en ese momento, tenía un año de tantas alegrías que creí que era el momento de llorar y sacarlo todo, afortunadamente Dios me tomó bajo su manto y me hizo acompañar por esos bellos insectos, a pesar del miedo de los vivos < Balaceras y gente armada >, proseguí al viaje por la sierra, fueron aproximadamente 28 horas caminando y unas 3 o 4 en que algún Huichol, Tepehuano como Reynalda y su mamá en la comunidad de Canoas, Durango, o una vecina de las comunidades que quedaban al paso de la carretera me daban un llamado en la lengua Inglesa Ride, a quienes agradecí rotundamente por el gesto tan amable ya que mis tobillos sangraban, mi única guía fue el sol y la luna que en ningún momento se apartaron de mí, salvo la neblina que abundante estaba en camino a Santa Cruz de Tepetates, dónde por fin pude ver una luz amarillenta del poste de un Ciber en el cual intenté conectar mi celular para seguir iluminando mi camino.
Comments
Post a Comment